Siguiendo nuestro propósito

Hemos comenzado un nuevo año que, como todos, nos llena de incertidumbre y nos hace caer en la ansiedad. Sin embargo y a pesar de todo lo que pudiese venir, debemos seguir hacia nuestro propósito.

Parece que me fuera fácil decirlo, pero me ha costado años entender que mientras viva fuera de la razón de mi vida, no me sentiré plena ni realizada.

No es algo que se aprende de la noche a la mañana, o que lo escuchas por ahí y comienzas a hacerlo. En realidad, toma más trabajo del que quisiéramos y más oposición de la que esperamos.

Cada una de nosotras ha nacido con un propósito determinado, tal como una pieza de rompecabezas. De la misma manera, hay un solo espacio donde cumplimos a plenitud nuestro propósito.

Dios nos muestra su amor al darnos este sentido de vida, cosa que muchos no gozan, porque viven lejos de él. Puedo contarte que en mi vida he tenido muchos éxitos que no lograron convencerme de estar apuntando a mi propósito. Lo que para muchos eran triunfos, para mí solo papel picado.

Caminando hacia mi propósito

Después de muchos años comencé a identificar en mis decisiones un denominador común: trataba de agradar a las personas. Es más, me adueñé de sus temores y sus definiciones de plenitud. No vivía para mí.

En realidad, tomaba decisiones basadas en el miedo, alejándome de lo que realmente soy.

Dios ha sido paciente conmigo -y lo será contigo también- y de muchas formas me explicó que el rumbo que había tomado en mi vida, no era el que Él había elegido para mí.

Puedo citar a Pablo cuando dice: No digo que lo haya alcanzado ya, sino que prosigo adelante.

En medio de esta revelación, me sentí como Jonás. 

Jonás y su propósito

Dios le dice a este profeta que vaya a Nínive y fue muy claro en entregarle una importante tarea que debía cumplir allá. Aun así, decide comprar un boleto a Tarsis, cuatro mil kilómetros en dirección opuesta. En efecto, Tarsis era una ciudad más llamativa que Nínive, la cual representaba para el ojo humano la infelicidad y decadencia. ¿Por qué ir allá? ¿Le daría mayor prestigio? ¿Mejoraría su hoja de vida? Mejor ir a Tarsis, un puerto exótico con mayor desarrollo mercantil y un escenario promisorio para acrecentar su reputación.

Lo que puede ser una historia de niños, se vuelve real cuando vemos que en nuestras decisiones hacemos lo mismo que Jonás: huímos de nuestro propósito.

Si conoces la historia del profeta, sabrás que en medio del viaje comenzó una tormenta que finalizó con él en la barriga de un pez y rogando a Dios que le dé una nueva oportunidad para hacer lo que debió hacer desde el principio.

¿Qué tormenta estás viviendo como señal de que algo en tu vida espiritual no está bien?

¿Cuáles son los factores que determinan tus decisiones de vida?

Prosigo al blanco

No quiero ir a “Tarsis”, prefiero “Nínive”. Aparentemente, no se ve atractivo, no da seguridad, no mejora mi currículum, pero estaré cumpliendo Su propósito en mi vida.

¿Has descubierto ya tu propósito? ¿Hacia dónde va tu barco?

Tómate un tiempo para meditar en esto, podría parecer una bobada, sin embargo, trasciende hasta la eternidad. 

Hoy prefiero decir: Padre, hágase tu voluntad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *