Sigue sus pasos
Por Carolina Neira Campos

Continuamos reflexionando sobre esta invitación de Jesús: “Sígueme y Yo te enseñaré a pescar”.

Ayer comenzamos a pensar sobre la palabra Sígueme y vimos que Dios nos mueve a dejar nuestra zona de confort. Hoy quiero ahondar un poco más en esa palabra.

En griego, la palabra sígueme nos demanda ir al lado de alguien como aprendiz. 

Cuando Jesús llama a sus discípulos no era simplemente para ir acompañado en el camino, sino quería ser el ejemplo para quienes iban a su lado. Lo mismo es para ti y para mí. No basta solo saber de Jesús y conocerlo, sino abrir los ojos para aprender de él en cada movimiento, cada palabra y cada gesto. De esa manera entender cuál es su perfecta voluntad para nosotros y no vivir la vida como necios (Efesios 5.17). 

Jesús nos dice que aprendamos de él, porque es manso y de corazón humilde y será la única manera de hallar descanso para nuestros corazones. 

Cuando era chica tenía la particularidad de ser muy observadora y hoy me veo haciendo cosas tal como las haría quienes fueron mis referentes. De eso se trata, que lleguemos a parecernos a Jesús, que veamos como él ve, amemos como él ama, y tomemos decisiones como si pensáramos igual que él.

Algunos seguían a Jesús

Cuando Jesús recorrió los pueblos de Israel era seguido atentamente por fariseos, pero su objetivo era observar todo lo que hacía para encontrar algún motivo para acusarle, detenerlo y matarlo (Lucas 6.7). 

Tenemos la opción de hacerlo diferente. La carrera es larga y no es fácil. Necesitaremos paciencia, fe y gozo y eso podemos recibir de Jesús. El autor de la carta a los hebreos nos exhorta a poner los ojos en Dios, quien perfecciona nuestra fe y nos enseña a ver el gozo final y eterno en vez de enfocarnos en el camino pedregoso. Su vida nos anima y nos alienta a no desmayar y a poner nuestra mirada en la recompensa (Hebreos 12.1-3; 26). 

Esa noche cuando Jesús fue detenido, Pedro, quien estuvo a su lado por tres años, ahora solo lo seguía de lejos y se calentaba en una fogata de detractores. Puede que ya conozcas a Jesús y que le hayas seguido por un buen tiempo, pero ¿cuán cerca estás de él? ¿Lo suficiente como para captar hasta lo que piensa?

Al comenzar este año, podemos decidir si seguimos a Jesús para condenarlo, si lo seguimos de lejos o si tomamos acción y lo consideramos como nuestro más grande referente, el único que perfecciona nuestra fe y que nos muestra el gozo del final por encima de las penas pasajeras. 

En este nuevo año: Síguelo.

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