ÚLTIMO POST

decidir, para nosotras, carolina neira campos, reflexionemos

DECIDIR: Una vida de perdón

Quizás sientas que no hay diferencia entre elegir y decidir, o que hay una diferencia mínima entre ambas. Déjame decirte que, aunque parecen similares, no lo son.

Leer más

REFLEXIONES ANTERIORES

Quizás sientas que no hay diferencia entre elegir y decidir, o que hay una diferencia mínima entre ambas. Déjame decirte que, aunque parecen similares, no lo son.

Hola a todos, hemos estado recorriendo la difícil colina del perdón. He creado una serie de seis episodios donde estamos viendo los pasos que debemos dar para aprender a tener una actitud perdonadora. Aunque una colina puede ser una perfecta ilustración para este proceso, asimismo, la belleza de llegar a la cumbre y admirar el paisaje es la comparación perfecta que se siente al momento de extender el perdón y ser libre de esas cadenas. En este episodio quiero compartir contigo lo que he aprendido sobre RENUNCIAR. Entonces, ¿a qué renunciamos? RENUNCIAMOS al derecho de venganza.

Hola, te invito a este nuevo episodio donde estamos recorriendo por el acróstico P.E.R.D.O.N.: Pensar, Elegir, Renunciar, Decidir, Obedecer y Negar. Ya vimos PENSAR y ahora vamos por el segundo concepto: ELEGIR. Quiero ser enfática en una cosa: no estamos discutiendo si perdonamos o no, sino qué pasos damos para aprender a perdonar 70 veces siete y tener una actitud perdonadora. Este paso es esencial.

Hola, quiero invitarte a dar un paseo en ese jardín al que nos cuesta entrar: el perdón. Hay quienes te pueden aconsejar que olvides el daño y, más aún, olvides a esa persona que te dañó, sin embargo, en este primer capítulo te invito a PENSAR.

En el primer domingo de adviento, vimos que en la Navidad Dios se ha revelado como ser humano. Hoy veremos a Dios como cumplidor de promesas. Estaba en el corazón de Dios acercar a sus hijos a Él y tanto es el amor de Dios por nosotros que cumplió su promesa al enviar a Jesús a nacer como bebé en un incómodo pesebre, dejando sus atributos divinos en favor de quienes necesitábamos su perdón. Reflexiona por unos minutos sobre el significado de la Navidad y el impacto que tiene para tu vida.

Estamos acercándonos a una fecha muy importante para los cristianos y quisiera que este año puedas ver la Navidad con otros ojos. Te invito a ver a Dios como ser humano.

Hoy estamos viviendo en un caos, pero esto no estaba en la mente de Dios. Podemos volver al diseño original de nuestras vidas si dejamos que Dios venga y transforme el caos en orden y la oscuridad en luz.

Quiero reflexionar contigo en los próximos minutos, sobre algunas malas decisiones que unos reyes de la antigüedad tomaron. Pero a la vez, son errores reales porque los cometemos nosotros también incluso sin darnos cuenta.

Jesús ha estado tocando nuestras puertas, pero no entrará mientras no le abramos. Quiere entrar para sanar nuestra pobreza, ceguera y desnudez. Trae consigo oro, colirio y vestimentas y quiere tener una relación con nosotros cada día. ¿Seguiremos escuchando que Jesús toca la puerta o nos levantaremos a abrir y cenar con Él?

Lo natural de esta vida nos ha alejado de lo sobrenatural. Hemos decidido no creer y nos alejamos de los milagros que Dios quiere hacer en nuestras vidas. En esta reflexión te invito a ver dos historias que comienzan igual, pero terminan muy diferente. Elige tu final.

Cuántas veces hemos estado en esta situación, creyendo que nuestras oraciones rebotan en el cielo raso y no llegan al cielo de verdad. Creyendo que somos indignos para pedirle algo al Padre o que nuestra situación es un detalle sin importancia para Él. Recorriendo este pasaje quisiera compartir 7 verdades que debemos creer cada vez que oramos. Se relata el ayuno de Daniel por 21 días y la visión que tiene de un varón vestido de lino.

En las vueltas de la vida nos vamos llenando de piedras. Revisa cuáles están a tu alrededor. Reutiliza algunas, elimina otras y, en definitiva, sé una piedra viva que dé alabanza y testimonio.

Hemos estado toda la semana reflexionando sobre el llamado de Jesús a sus discípulos: “Sígueme y Yo te enseñaré a pescar”. Ellos lo siguieron, ¿qué haremos nosotros?

Hoy quiero que reflexionemos sobre esta parte de la invitación que al menos a mí siempre me ha extrañado: Yo te enseñaré a pescar. Jesús, siendo hijo de carpintero, le dice a expertos pescadores que le enseñará a pescar. Parece absurdo, pero el contexto delata que se refiere a otro tipo de pesca: llevar el mensaje de Dios a las personas.

Nos queda claro que no estamos totalmente capacitados, de hecho es nuestra excusa muchas veces para tomar decisiones. Dios sabe esto, pero nos ha puesto al mejor Maestro: Él mismo. Cuando Jesús llama a sus discípulos a seguirlo, el ofrecimiento también incluía un curso completo de capacitación para lo que se venía, otorgado por el mismo Jesús. Yo te enseñaré, les dijo a cada uno, no otro.

Me encanta saber que este llamado Jesús me lo hace a mí también: “Sígueme y Yo te enseñaré a pescar”. Más aún cuando me aclara que no necesito saberlo todo, sino solo estar dispuesta a ser siempre aprendiz.   Jesús nos está llamando a tomar riesgos y decisiones importantes. De hecho, nos llama a renunciar a muchas cosas, pero sabe que no estamos totalmente capacitados para ello. Y no es necesario. Aun así nos llama.

Mientras más pienso en la invitación de Jesús “Sígueme y Yo te enseñaré a pescar”, más me doy cuenta de lo profunda que es. Sígueme también nos confronta a mirarlo solo a Él. Cuando Jesús dice SÍGUEME, también nos está diciendo DEJA DE SEGUIR OTRAS COSAS. Solo a mí, sólo a Él. La vida está llena de ofrecimientos y luces de neón que nos encandilan, nos distraen y nos hacen pensar que son merecedoras de nuestra atención y seguimiento. Por ejemplo, las 5 P´s del desvío: popularidad, plata, posesiones, poder y pasiones.

Hoy quiero compartir contigo la seguridad que Jesús va con nosotros en esta travesía. Si profundizamos el significado en griego, vemos que Jesús nos está llamando, no solo a estar en el mismo camino con él, sino estar tan cerca que nos unamos como una sola partícula. Eso me encanta. No es como el relojero que le dio cuerda al reloj y luego, que se las arregle como pueda. Dios no es así.

Continuamos reflexionando sobre esta invitación de Jesús: “Sígueme y Yo te enseñaré a pescar”. Ayer comenzamos a pensar sobre la palabra Sígueme y vimos que Dios nos mueve a dejar nuestra zona de confort. Hoy quiero ahondar un poco más en esa palabra. En griego, la palabra sígueme nos demanda ir al lado de alguien como aprendiz.

Si la última semana del año nos invita a evaluar lo que fueron esos 365 días, esta primera semana del año nos invita a reflexionar y hacer compromisos para los próximos 365 días. Quiero acompañarte por una semana a pensar sobre esta invitación de Jesús: “Sígueme y Yo te enseñaré a pescar” (Mt.4.19).