Y lo siguieron
Por Carolina Neira Campos

Hemos estado toda la semana reflexionando sobre el llamado de Jesús a sus discípulos: “Sígueme y Yo te enseñaré a pescar”. Ellos lo siguieron, ¿qué haremos nosotros?

Al leer la respuesta de los discípulos en Mateo capítulo 4 verso 20, vemos tres situaciones claras:

En primer lugar

Los discípulos no dudaron. Su respuesta fue inmediata, no negociaron, no preguntaron detalles. Solo creyeron. Tal vez nos ha costado creerle a Dios y hacemos preguntas, ponemos en duda nuestra fe y frenamos nuestras decisiones por temor. Quizás no lo encontramos tan atractivo. Significa renunciar a cosas que nos producen placer y negarnos a nosotros mismos. No vemos que en todo sentido saldríamos ganando. Como sea, Jesús nos está llamando y hemos demorado la respuesta. 

 

Jesús es oportuno y no se demora en escucharnos. Cuando Pedro se ahogaba, de inmediato Jesús extendió su mano para socorrerlo (Mateo 14.31); la mujer que tocó el manto de Jesús buscando sanidad fue correspondida al instante saliendo poder de Jesús (Marcos 5.30-35); o cuando Jesús camina sobre el agua y ve el temor que se había apoderado de los discípulos y de inmediato les dice: No teman, soy yo (Mateo 14.27).

 

Habacuc fue un profeta que sentía que Dios tardaba en responderle, pero Dios le dice: Aunque creas que mi respuesta se demora, ya está escrita para un tiempo y hora señalados. Espérala pues no fallará y se cumplirá sin retraso (Habacuc 2.3). Dios no es lento para cumplir su palabra (2 Pedro 3.9). 

Si Dios es así con nosotros, ¿por qué dejarlo esperando?

 

En segundo lugar

Los discípulos dejaron sus redes. Ese oficio que los consumía y fue su fuente de provisión por tanto tiempo, ahora fue dejado atrás. Esto porque entendieron que eran promovidos a otro estadio de su oficio, ya no necesitarían de esas redes para llevar a cabo su nueva misión. Se despojaron de lo que no les servía. 

 

Esta es una decisión propia, Jesús no les quitó sus redes ni los obligó a hacerlo. Se vieron tan convencidos de lo que necesitaban y de lo que no que de manera autónoma las dejaron. De la misma manera, Pablo nos dice que debemos despojarnos de toda la vestimenta que nos asocia con el viejo hombre o la vieja mujer, eso que éramos antes de conocer a Jesús. Nos previene diciendo que no nos llevará a ningún buen lugar si seguimos con esas costumbres y esa manera de vivir (Efesios 4.22). Pero no quedaremos desnudos, sino que el mismo Espíritu Santo vendrá a proveernos de todo lo que necesitamos y nos dará nuevos pensamientos (Efesios 4.23). 

 

Si llevamos cosas en la maleta que solo hace bulto, ¿para qué seguir cargándolas?

 

Por último

Los discípulos lo siguieron. Ya vimos que seguir en griego trae consigo varias implicancias y ellos estaban dispuestos a aceptarlas. Seguirlo significaba caminar con Él, aprender de Jesús , renunciar a otros caminos y maestros, y seguir Su ejemplo. Esta decisión no era menor. Ya eran avezados pescadores y renunciaron a sus empresas para volver a ser aprendices.

 

Y dejando todo, lo siguieron

 

¿Qué nos está frenando? ¿Cómo iniciaremos este año? ¿Cuáles son las “redes” que no queremos soltar?

Dios nos está llamando, ¿qué le responderemos?

 

Este nuevo año: Síguelo.

 

 

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