El Rescatador de Almas
Hemos estado reflexionando sobre algunas cualidades de Jesús desde el punto de vista del apóstol Juan. Es Dios, es persona, es maestro y hoy quiero que veamos otra faceta de él: Rescatador de almas.
El capítulo 4 de Juan, comienza ilustrando un escenario poco común: judíos caminando hacia Samaria. Los discípulos fueron a comprar algo para comer, mientras Jesús se queda en el pozo de Jacob. ¿Sabes a quién se acercó Jesús en el pozo? Increíblemente para la época, Jesús no sólo se acercó sino que también dialogó con una cuestionada mujer samaritana. En esos tiempos, Samaria era una región opositora a los judíos, tanto que eran considerados como perros: la mujer le advierte a Jesús que “judíos y samaritanos no se tratan entre sí”. Pero a Jesús no le importó y continuó con el diálogo..
No sólo era de Samaria, sino que era mujer. Era mal visto que un Maestro se relacionara con una mujer, que no tenía voz ni voto entre la sociedad y no bastando con eso, estaba en adulterio. Jesús lo sabía, pero no dudó en aproximarse para ministrar el corazón de ella. Al comienzo del capítulo, Juan declara que a Jesús le era “necesario pasar por Samaria” pues sabía que había un alma a quien salvar.
La necesidad del alma de esa mujer no la conocemos en detalle, pero Jesús sí. El relato nos deja ver algo de su condición: buscaba agua en un horario donde no se encontraba con nadie para no ser cuestionada, cinco maridos no habían suplido el amor que buscaba y con quien estaba ahora, no era su marido. Pero Jesús se acercó, como lo hace hoy contigo.
Jesús vino a rescatarnos y a darnos vida abundante. No lo dejes pasar. Presta atención, están tocando tu puerta. Si abres, entrará tu rescatador pues le es necesario pasar por tu casa hoy para ministrar tu corazón. ¿Te sientes sola, indigna? ¿Has buscado el amor en muchas partes? Jesús está más cerca de lo que te imaginas y quiere honrarte, devolverte la dignidad y darte vida abundante.
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