Caos
Por Carolina Neira Campos

Hola amigos y amigas, quiero invitarte a un espacio de introspección y, por qué no decirlo, de vulnerabilidad. Tómate estos próximos minutos para ser totalmente egoísta y dejar que Dios muestre lo caótico que puede estar tu corazón y mente.

 

Hemos estado viviendo años profundamente intensos. Insalubridad, inestabilidad socio-económica, proyecciones volátiles e inciertas, los pesares que cada uno está cargando y en medio de todo esto, debemos seguir sobreviviendo y rindiendo lo mejor que podamos.

 

Pero nuestra mente no ha quedado inmune a todo esto, nuestra alma está desconcertada y hemos experimentado físicamente un cóctel de temores y duelos. Nos hemos desgastado, sentimos que, así como un elástico, fuimos estirados, pero ya no damos más.

 

Me gustaría compartir contigo un verso muy conocido, pero que ha traído para mí un sentido nuevo. De hecho son los primeros versos de la biblia.

 

Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. La tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Y dijo Dios: «¡Que exista la luz!» Y la luz llegó a existir.

Génesis 1:1‭-‬3 NVI

 

Pensemos en algunos detalles de estos versos:

  1. El diseño original de Dios es perfecto. Dios es Dios de belleza que trasciende lo estético, sus planes son buenos y su creatividad, inigualable. No es una deducción de los primeros capítulos del Génesis, es la naturaleza divina que se muestra en cada uno de sus actos hasta hoy. Estuviste en los pensamientos de Dios antes de crear todo lo que vemos – y lo que no vemos – y pensó un diseño exclusivo para ti, que es hermoso, profundo y trascendente. Cuando te mira, puede ver aún esa esencia original en tu ser, aunque estemos lejos de ella.

 

  1. Nuestras vidas se han vuelto caóticas. Dios no creó el caos, ni la enfermedad, ni la muerte, menos las pandemias. Pablo dijo que Dios no es un Dios de desorden sino de paz (1 Corintios 14.33). Por otra parte, tú y yo fuimos creados con un diseño que en la mente de Dios era perfecto, es decir, lleno de propósito. Pero a medida que vivimos y experimentamos un mundo sin Dios, este diseño se enferma y atrofia, se desvía y se desarma. Nuestra identidad se nubla y el propósito de vida se desvanece. Todo se vuelve un caos, igual que en el Génesis, y sentimos que caminamos en oscuridad.

Pero hay una buena noticia, podemos volver al diseño original.

 

  1. Dios quiere traer luz a nuestro desorden. En los versos que leímos dice que el Espíritu de Dios se paseaba sobre las aguas y hoy, en medio de la densa oscuridad, Dios se sigue paseando para traer luz a nuestro caos. Bastó una palabra de Jesús mientras estaba con sus discípulos en una barca para que la tormenta se detuviera (Mateo 8:23-27). Puedes volver a tu diseño original si dejas que tu creador restaure tu alma a los valores de fábrica. Con repuestos originales, no alternativos ni imitaciones. El que te creó sabe cómo lo hizo y lo que sembró en tu ser ese día. 

Cuando Dios viene, la tierra se derrite (Salmos 46.6) y tiemblan las montañas (Isaías 64.1). Cuando Dios viene, la oscuridad se vuelve luz y el caos vuelve al orden.

 

Identifica las áreas de tu vida donde hay caos y oscuridad: finanzas, tiempo libre, relaciones, mentiras que has creído

Pídele a Dios que diga solo una palabra y traiga luz donde ahora solo hay oscuridad; que traiga orden donde solo hay caos.

 

No esperes más, no sigas viviendo a tientas. No es natural ni parte de tu diseño creer mentiras y vivir en temor e inseguridades. Sé como el centurión que dijo: Jesús, solo una palabra tuya me basta (Mateo 8.8).

Permite que Dios venga a tu corazón y mente, los restaure y transforme. Te aseguro que si Dios viene, no volverás a ser igual.

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