Vamos a pescar
Por Carolina Neira Campos

Hoy quiero que reflexionemos sobre esta parte de la invitación que al menos a mí siempre me ha extrañado: Yo te enseñaré a pescar. 

Jesús, siendo hijo de carpintero, le dice a expertos pescadores que le enseñará a pescar. Parece absurdo, pero el contexto delata que se refiere a otro tipo de pesca: llevar el mensaje de Dios a las personas. 

Esta invitación Jesús la hace después de pedirle a Simón -que luego se llamaría Pedro- que vuelva a echar las redes al agua. Simón le aclara que estuvieron intentando pescar y no les había ido bien, pero que si se lo pedía, él lo iba a hacer. Para su sorpresa, la pesca fue tan abundante que las redes se rompían y aunque otro barco los socorrió, ambos comenzaron a hundirse (Lucas 5.1-11). 

Prepárate para ir a pescar

Cada vez que lo leo, me convenzo de ciertas ideas que hacen que lo extraño y absurdo comience a disiparse.

En primer lugar

Veo que a Dios le gusta hablarnos en nuestro propio lenguaje, con palabras que nos son familiares. Esto lo extrapola a las parábolas, donde con ideas y situaciones del cotidiano explicaba grandes verdades espirituales. Asimismo, Jesús usó el hebreo para entenderse con los eruditos y leer las escrituras, pero para estar con las personas comunes y corrientes, hablaba en arameo que era el idioma del pueblo. A Jesús le interesaba que su mensaje sea claro y entendido por todos.

En segundo lugar

Jesús nos llama en el contexto de lo que somos, de nuestros talentos y de nuestra experiencia. Usa nuestros conocimientos, pero los lleva a otro nivel, otra dimensión. Este llamado nos mueve a actuar a su manera, no a la nuestra. Sí, a veces nos puede parecer extraño. Pedro había estado toda la noche intentando pescar y nada, pero cuando Jesús le pide echar las redes, estas casi se rompen de lo llenas que estaban. O cuando Jesús toca a un leproso para sanarlo (Lucas 5.13), lo cual no solo era mal visto sino poco higiénico, pero fue a su manera, mientras que al siervo del centurión lo sanó a la distancia (Lucas 7.1-10). Al endemoniado y a la tempestad les dice “Cállate”, pero al gadareno le pregunta “¿Cómo te llamas?”.  Jesús mismo le dice al Padre: “A tu manera, no a la mía” (Lucas 22.42).

En tercer lugar

Jesús quiere que nuestro oficio o profesión deje de ser solo eso y se convierta en nuestro ministerio. Sabemos que no hemos nacido para desenvolvernos como profesores, diseñadores, médicos o abogados o lo que seamos. Nuestro llamado trasciende nuestro oficio, pero tiene mucho que ver con él. Podemos ser muy capaces y expertos en lo que hacemos, aún así necesitamos que Jesús nos enseñe su manera de hacerlo. Creemos saber, pero debemos aprender a hacer ministerio y cumplir su llamado.

Compromiso de nuevo año: a pescar

En este nuevo año dispongamos nuestro corazón a ser enseñados por Jesús, a llevar nuestros oficios o profesiones a otra dimensión y a prepararnos a pescar a su manera, no a la nuestra.

Este nuevo año: Síguelo.

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